El béisbol es un deporte colectivo donde el éxito depende de nueve jugadores en el campo, más el apoyo estratégico del banquillo. Sin embargo, cuando un atleta firma un contrato récord de $765 millones, como lo hizo Juan José Soto con los Mets, las expectativas se distorsionan. La crítica hacia su rendimiento inicial no es una cuestión de estadísticas, sino de perspectiva y paciencia.
1. El peso del contrato vs. la realidad del juego
- Contexto: Soto conectó 4 HR en una semana (incluyendo dos juegos multihomerun), pero algunos exigen «más» por su salario.
- Comparación justa: Mientras Soto batea .260, otros jugadores clave de los Mets tienen promedios preocupantes:
- Starling Marte: .188
- Brett Baty: .220
- Tyrone Taylor: .250
- Solo Pete Alonso (.341) y Francisco Lindor (.283) superan el .280.
- El equipo funciona: Los Mets lideran la NL Este (25-14), demostrando que el colectivo está respondiendo.
2. La adaptación es un proceso
- Cambio de liga: Soto viene de la Liga Americana (Yankees), donde el estilo de pitcheo difiere. Históricamente, los bateadores requieren tiempo para ajustarse (ej: Aaron Judge en 2017 tuvo un abril de .229 antes de ganar el Rookie of the Year).
- Ritmo esperado: Con 8 HR, 17 RBI y 4 bases robadas, su producción es sólida (no espectacular, pero tampoco deficiente).
3. La hipocresía de la crítica
- Doble estándar: Si un jugador con un contrato modesto tuviera las mismas cifras de Soto, se hablaría de «contribución valiosa».
- Ejemplo claro: Francisco Álvarez (el receptor titular) tiene un OPS+ de 154, pero al haber estado lesionado, su impacto no se discute con la misma intensidad.
Conclusión: Dejen a Soto respirar
El dominicano está en terreno positivo:
- Los Mets ganan (y él aporta, aunque no sea el único responsable).
- Su historial (5 temporadas con 140+ OPS+) garantiza que terminará brillando.
- El béisbol no es individual: Si el equipo sigue liderando, ¿por qué exigirle a Soto un rendimiento sobrenatural?
«Cuando un jugador firma un mega-contrato, la gente olvida que el béisbol sigue siendo un juego de ajustes. Soto no es una máquina; es un ser humano en un proceso de adaptación», dijo recientemente el analista David Ortiz en ESPN.
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